[article pii="nd" doctopic="oa" language="es" ccode="conicyt" status="1" version="4.0" type="gra tab" order="01" seccode="cds010" sponsor="nd" stitle="Cienc. suelo" volid="34" issueno="1" dateiso="20160600" fpage="1" lpage="12" issn="1850-2067"]TRABAJOS
[front][titlegrp][title language="es"]Comparación de metodologías analíticas para diagnosticar suelos con enmiendas básicas en el ámbito templado argentino[/title][/titlegrp]
[authgrp][author role="nd" rid="a01"][fname]Andrea E[/fname]. [surname]Pellegrini[/surname][/author]1.2*; [author role="nd" rid="a01"][fname]Florencia A[/fname]. [surname]Sucunza[/surname][/author]1; [author role="nd" rid="a01"][fname]Guillermo[/fname] [surname]Millán[/surname][/author]1 & [author role="nd" rid="a01"][fname]Mabel E[/fname]. [surname]Vázquez[/surname][/author][/authgrp]1
1[aff
id="a01" orgname="UNLP" orgdiv1="FCAyF"]FCAyF/UNLP[/aff].
*Autor de contacto: aepellegrini@hotmail.com
[bibcom][hist]Recibido: [received
dateiso="20141030"]30-10-14[/received]
Recibido con revisiones: [revised dateiso="20150625"]25-06-15[/revised]
Aceptado: [accepted dateiso="20151016"]16-10-15[/accepted][/hist]
RESUMEN
[abstract language="es"]Se desconoce si los protocolos de pH y capacidad de intercambio catiónico usados actualmente son igualmente apropiados para el seguimiento de la evolución de la acidez del suelo con encalado previo. Los objetivos del trabajo fueron analizar la capacidad diagnóstica a través del tiempo del pH actual y potencial en 2 diluciones y 2 protocolos para la determinación de la capacidad de intercambio catiónico y las bases intercambiables sobre 2 suelos ácidos de la provincia de Buenos Aires, tratados con diferentes tipos y dosis de enmiendas básicas. Las unidades experimentales fueron macetas de 750 g mantenidas a 80-90% de su capacidad de campo; el tiempo de incubación fue 3-6-9-12 meses. Los correctores fueron: aplicación equivalente a 0, 750, 1.500 y 2.000 kg ha-1 de CaCO3 y de CaCO3-MgCO3, respectivamente. Se determinó potenciométricamente pH actual y potencial en relación suelo:agua y KCl, respectivamente en 1:2,5, y 1:1; capacidad de intercambio catiónico (CIC) y cationes intercambiables mediante acetato de NH4 1M pH 7 como extractante y CIC no bufferada (CICnb) mediante NH4Cl 0,2 M al pH del suelo. Los 4 protocolos utilizados para evaluar el pH están altamente asociados entre sí. Todos ellos fueron capaces de discriminar las dosis de encalado, aunque el pH actual 1:2,5 fue el que presentó las mayores diferencias. Sin embargo, las medidas de pH actual son más fluctuantes que las de pH potencial, a cualquier dilución. Los resultados señalan que una anticipación de 6 meses en la práctica del encalado podría ser suficiente en cultivos sensibles en suelos de similar pH a los estudiados. Ninguno de los métodos de determinación de la capacidad de intercambio catiónico, ni la saturación de bases permitió registrar un incremento de la medida ante el encalado, ni discriminar el efecto de dosis.[/abstract]
Palabras clave: [keygrp scheme="nd"][keyword type="m" language="es"]Caliza[/keyword]; [keyword type="m" language="es"]Dolomita[/keyword]; [keyword type="m" language="es"]Protocolos de determinación[/keyword]; [keyword type="m" language="es"]Residualidad[/keyword][/keygrp].
Comparison of analytical methodologies to diagnose soils with basic amendments in the Argentine temperate area
ABSTRACT
[abstract language="en"]It is unknown whether pH and cation exchange capacity protocols currently used are also suitable for monitoring limed soil acidity evolution. The objectives of this study were to analyze the diagnostic performance over time of current and potential pH tested in two acid soils of the Buenos Aires province, treated with different doses of basic amendments, using two dilutions and two cation exchange capacity and exchangeable bases protocols. The experimental units were 750 g pots maintained at 80-90% of soil field capacity; the incubation time was of 3, 6, 9, and 12 months. The corrector applications were equivalent to 0,750, 1.500 and 2.000 kg ha-1 of CaCO3 and CaCO3-MgCO3 respectively. Current and potencial pH were determined potentiometrically in a 1:2,5 water and 1:1 KCl relation respectively. Also cationic exchange capacity (CEC) with 1M NH4 acetate pH 7 as extractant and cationic exchange capacity not buffered (CICnb) with 0.2 M NH4Cl extractant at soil´s pH were determined. The four protocols used to evaluate the pH were highly associated. The four pH measures were able to discriminate liming rates although the current pH 1:2,5 presented the greatest differences. However, actual pH measurements were more volatile than the potential pH, at any dilution. The results indicate that 6-month anticipation liming may be sufficient for sensitive crops in soils with similar pH to those studied here. None of the determination methods for the cation exchange capacity and the saturation of the bases resulted in a size increase before liming or to discriminate the effect of each rate.[/abstract]
Key words: [keygrp scheme="nd"][keyword type="m" language="en"]Limestone[/keyword]; [keyword type="m" language="en"]Dolomite[/keyword]; [keyword type="m" language="en"]Determination protocols[/keyword]; [keyword type="m" language="en"]Residuality[/keyword][/keygrp][/bibcom].[/front]
[body]INTRODUCCIÓN
La acidificación de los suelos es un proceso
natural; sin embargo, la agricultura, la polución y otras actividades humanas
lo aceleran. Debido al aumento de áreas acidificadas en el mundo y a la
necesidad de producir más alimentos, es fundamental evaluar las
transformaciones químicas y físico-químicas que se producen a causa de este
proceso edáfico. El manejo y remediación deben basarse en principios y leyes
generales de la química y no en conocimientos empíricos que solo son de
aplicación local (Zapata Hernández, 2004).
Desde el punto de vista de la nutrición vegetal, los perjuicios puestos de
manifiesto por una reducción del pH son la disminución de la reserva de los
nutrientes básicos, así como desbalances entre los mismos, siendo las
leguminosas las especies más afectadas (Vázquez et al., 2010, 2012).
Eventualmente, si el pH desciende debajo de 5,3-5,5, sería probable que el
proceso eleve la solubilidad del Al, elemento tóxico, causando perjuicios ya
probados en otros ámbitos (Millán et al., 2010). Así mismo, la reducción
de pH trae como consecuencia efectos físico-químicos como la disminución de la
capacidad de intercambio catiónico por reducción de cargas variables negativas
de los coloides, y en consecuencia menores posibilidades de retener las bases
existentes (Noble et al., 2000; Millán et al., 2010). Las
bacterias fijadoras de nitrógeno y nitrificantes no son efectivas en suelos
ácidos, disminuyendo la disponibilidad de nitrógeno (Zhao & Xing, 2009).
Paralelamente, aumenta la insolubilización de fósforo y molibdeno (Vázquez
& Pagani, 2015).
El pH del suelo se mide en una suspensión de suelo en agua o en soluciones
salinas. La evaluación variará en función del líquido que se utilice así como
las proporciones suelo:líquido. Así se define una acidez activa o actual que
evalúa la actividad de los H+ en la solución externa, es decir, no
afectada por la carga de los coloides. Los H+ pueden provenir de
polímeros hidratados de aluminio, de protones de grupos funcionales orgánicos
débilmente ácidos (R-COOH), del desplazamiento de aniones adsorbidos, de la meteorización,
la hidrólisis del CO2 y cationes metálicos, la liberación de ácidos
por parte de las raíces de las plantas, entre otros. Según la proporción
suelo:agua utilizada se obtienen diferentes medidas empíricas del pH. El pH
actual se evalúa, generalmente, en suspensiones suelop: aguav
1:1 a 1:2,5. El aumento de la dilución cambia la concentración de H+
en la solución del suelo y el pH sube. Esto se conoce como efecto de dilución o
de suspensión.
La acidez intercambiable, por otro lado, está dada por el Al3+, el
Fe3+ y el H+ retenidos por enlaces iónicos sobre los
coloides, disociación de grupos ácidos de la materia orgánica y la hidrólisis
de los cationes metálicos (Zapata Hernández, 2004). Este tipo de acidez,
conjuntamente con la acidez no intercambiable o actual, constituida por los H+
adsorbidos sobre la superficie de las arcillas con carga variable, constituyen,
en conjunto, la acidez potencial (Bernier & Alfaro, 2006). La acidez
intercambiable puede determinarse con una solución de KCl 1M no tamponada con
una proporción suelop: soluciónv de 1:2,5. Esta
determinación suele denominarse en la literatura como ‘‘acidez
potencial’’. El K+ del KCl desplaza al H+ y
al Al+3 adsorbidos a la superficie de los coloides y permite su
cuantificación. Los cationes desplazados a la solución compensan el efecto de
dilución, y producen una disminución de pH según su concentración.
El pH medido con el KCl 1 M suele ser menor al pH en agua, en el orden de 0,5 a 1,0 unidad, siendo la diferencia menor cuanto mayor es el pH.
El tratamiento de los suelos ácidos consiste en el agregado de materiales
correctores, tales como caliza o dolomita, entre los principales. Con el
objetivo de dimensionar las dosis de corrector a utilizar, se han desarrollado
en el mundo una variedad de técnicas de análisis químicos del suelo, la mayoría
provenientes de regiones tropicales donde el fenómeno es de origen
fundamentalmente genético natural y de condición de extrema acidez. Estas
razones señalarían la inconveniencia de su aplicación en otros ámbitos sin
ajustes locales. Para abordar la problemática en la zona templada subhúmeda
argentina, es necesario que el diagnóstico sea integrador y adecuado
regionalmente, si se pretenden usar las dosis y los productos más convenientes,
particularmente cuando se evalúa la necesidad de reencalado (Vázquez et al.,
2003; Millán et al., 2010). Entre los parámetros utilizados para la
determinación de necesidad de encalado se encuentra la evaluación de pH, y
generalmente, una variable relacionada con la capacidad buffer del suelo, la
capacidad de intercambio catiónico (CIC) (Matula & Pechová, 2002). Así
mismo, se han propuesto índices que utilizan la CIC y las bases intercambiables
para establecer el grado de degradación causado por el manejo del suelo en
condiciones de acidificación (Noble et al., 2000).
Se desconoce si los protocolos usados actualmente para la determinación del pH
actual y potencial, así como los utilizados para la determinación de la
saturación básica y de cada base en particular, son igualmente apropiados para
el seguimiento de la evolución de la acidez del suelo cuando este ha recibido
encalados previos (Millán et al., 2010; Vázquez & Pagani, 2015). En
este sentido, Millán et al., (2010) comprobaron la necesidad de ajustar
metodologías analíticas para la determinación del complejo de cambio
específicas para un adecuado diagnóstico en suelos tratados con correctores de
acidez, demostrando la necesidad de calibraciones locales de los protocolos
utilizados para el diagnóstico y seguimiento de la problemática, corroborando
el planteo.
Hipótesis: a) el efecto del encalado puede ser evaluado a través de la
determinación potenciométrica del pH. La sensibilidad de las distintas formas
de medida de pH dependerá del líquido en suspensión y la relación suelo:líquido;
b) la evaluación de la capacidad de intercambio catiónico del suelo depende del
pH y la capacidad amortiguadora del extractante debido a las cargas variables,
por lo que en suelos ácidos el método de rutina utilizado en la Argentina que
emplea acetato de amonio 1M pH 7 no es apropiado en todos los suelos. En su
lugar debe emplearse una solución no amortiguada. Los objetivos del trabajo
fueron comparar, a lo largo de 1 año, en 2 suelos ácidos de la provincia de
Buenos Aires tratados con diferentes tipos y dosis de enmiendas básicas, la
capacidad diagnóstica de la residualidad de los distintos tratamientos a través
del tiempo, de: a) pH actual y potencial, a 2 diluciones; b) 2 protocolos para
la determinación de la capacidad de intercambio catiónico y los cationes
intercambiables.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se seleccionaron 2
suelos de diferentes ámbitos de la Región Pampeana de importante difusión
areal. Ambos suelos son de tipo Argiudol típico, uno Familia arcillosa fina
illítica térmica (Lanfranco, 1988) del Partido de La Plata (Serie Bombeador)
(Suelo A) y otro Familia limosa fina mixta térmica del Partido de Chivilcoy
(Serie Chacabuco, INTA 2014, Carta 3560-9) (Suelo B), ambos de la provincia de
Buenos Aires. Los mismos fueron muestreados de 0-20 cm mediante muestra compuesta de 10 submuestras/muestra sobre superficies de 50 ha. Ambos suelos poseen un nivel de pH actual 1:2,5 ≤ a 6. Se realizó una caracterización
general de los mismos evaluando: cantidad de arcilla (por método densimétrico
de Bouyoucus), carbono orgánico (volumetría redox por el método Walkley &
Black modificado), conductividad eléctrica (conductimetría), en todos los casos
con metodología SAMLA (SAGPyA, 2004). Paralelamente se determinó contenido de
humedad a capacidad de campo (CC) por el método de olla a presión (Richard,
1965).
Con dichos suelos se realizó un ensayo de incubación. Las unidades
experimentales fueron macetas de 750 g que se mantuvieron entre 80 y 90% de
capacidad de campo a lo largo del año mediante riego con agua destilada por
diferencia de pesada. El diseño experimental fue completamente al azar con
arreglo factorial. Los tratamientos consistieron en la combinación de 3
factores (tipo de corrector, dosis y tipo de suelo) y 3 repeticiones. Los
tratamientos correctores fueron: aplicación equivalente a 0 (testigo), 750,
1.500 y 2.000 kg ha-1 de CaCO3 y de CaCO3/MgCO3(52,2%
(CaCO3): 47,8% (MgCO3)) emulando la caliza y la relación más
frecuente de la dolomita, respectivamente. Ambos productos fueron pulverulentos
(<75 mm) y mezclados intensamente. El tiempo de incubación de los suelos fue
de 3, 6, 9 y 12 meses.
Determinaciones
químicas:
Todas las
determinaciones de pH fueron potenciométricas en las siguientes condiciones:
• pH actual: relación suelo: agua de 1:2,5, y de 1:1
•pH potencial: relación suelo: KCl 1N de 1:2,5 y de 1:1
-Capacidad de intercambio catiónico (CIC) se utilizó como extractante al
acetato de NH4 1M pH 7 (SAGPyA, 2004).
-Capacidad de intercambio catiónico no bufferada (CICnb) el
extractante fue NH4 Cl 0,2 M, al pH del suelo (Summer & Miller,
1996).
-Determinación de CIC y CICnb por destilación Kjeldahl.
-Ca++ y Mg++ por complejometría con EDTA, Na y K por
fotometría de llama, todos a partir del 1er extracto de ambas
determinaciones (CIC y CICnb).
Los análisis de pH, y las bases de cambio se realizaron mediante metodología estandarizada (SAGPyA, 2004). La evaluación de los diferentes pH se realizó al término de los 3, 6, 9 y 12 meses mientras que las CIC y CICnb en las muestras de las macetas de 3 y 12 meses, posteriores al agregado de los correctores. Todos los resultados fueron analizados estadísticamente mediante análisis de la varianza, previa prueba de supuestos básicos, test de comparación múltiple (LSD, Tukey), coeficiente de correlación entre variables y funciones de regresión para cada propiedad en función del tiempo, seleccionando el modelo de mejor ajuste en cada caso (software Statgraphics e Infostat, 2011).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Relación entre las medidas de pH según el
protocolo de evaluación
En la Tabla 1 se
pueden ver los análisis de caracterización general de los suelos estudiados.
Tabla 1. Características químicas generales
de los suelos estudiados.
Table 1. General chemical properties of the studied soils.
En las Tablas 2 y 3 se transcriben en ambos suelos los niveles de probabilidad de cada uno de los factores analizados (tipo de corrector, dosis, interacción corrector* dosis) para los distintos protocolos de pH y tiempos de incubación. Si bien pudieron constatarse algunas interacciones ‘‘corrector * dosis’’ estadísticamente significativas, el factor de significancia estadística más generalizada ha sido la ‘‘dosis’’. En las Figuras 1 y 2 se puede observar la evolución de los distintos protocolos de pH (pH actual 1:1, pH potencial 1:1, pH actual 1:2,5 y pH potencial 1:2,5) en ambos suelos, para los distintos niveles de agregado de corrector, a lo largo del tiempo de incubación (3, 6, 9 y 12 meses). En ellas se pone de manifiesto el efecto de la dosis mencionado. En la Tabla 4 se transcriben los coeficientes de correlación entre las distintas medidas de pH para cada suelo. Existe un elevado grado de correlación entre las medidas realizadas con todos los protocolos.
Tabla 2. Nivel de probabilidad (p) de cada
factor considerado en el ANVA para las 4 medidas de pH y los 4 tiempos de
incubación. Suelo
A.
Table 2. Probability level (p) of each factor considered in the ANOVA
for the 4 pH measurements and 4 incubation times. Soil A.
Tabla 3. Nivel de probabilidad (p) de cada
factor considerado en el ANVA para las 4 medidas de pH y los 4 tiempos de
incubación. Suelo
B.
Table 3. Probability level (p) of each factor considered in the ANOVA
for the 4 pH measurements and 4 incubation times. Soil B.
Figura 1. pH del suelo A (Argiudol típico,
Familia arcillosa fina illítica térmica, del Pdo. de La Plata) según
diferentes protocolos de evaluación, tipo y dosis de corrector y tiempo de
incubación. C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3; 0, 750,
1.500 y 2.000: dosis equivalente en kg ha-1. Letras distintas
indican dif. est. significativas (p<0,05) dentro de cada tiempo de
incubación. Las
barras indican el error estándar.
Figure 1. Soil A pH (Typical Argiudol, loamy fine thermal
illítica family of Pdo. de La Plata) according to different evaluation
protocols, type and dose of amendment and incubation time. C: CaCO3;
D: CaCO3/MgCO3; 0, 750, 1.500 and 2.000: equivalent dose
in kg ha-1. Different letters indicate significant est. dif.
(p<0.05) within each incubation time. The bars indicate the standard error.
Figura 2. pH del suelo B (Argiudol típico,
Familia limosa fina mixta térmica del Pdo. de Chivilcoy) según
diferentes protocolos de evaluación, tipo y dosis de corrector y tiempo de
incubación. C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3; 0, 750,
1.500 y 2.000: dosis equivalente en kg ha-1. Letras distintas
indican dif. est. significativas (p<0,05) dentro de cada tiempo de
incubación. Las
barras indican el error estándar.
Figure 2. Soil B pH (Typical Argiudol Family Thin silty mixed thermal
Pdo. Chivilcoy) according to different evaluation protocols, type and dose of
amendment and incubation time. C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3;
0, 750, 1.500 and 2.000: equivalent dose in kg ha-1. Different
letters indicate significant est. dif. (p<0.05) within each incubation time.
The bars indicate the standard error.
Tabla 4. Coeficientes de correlación entre
los distintos protocolos de pH para ambos suelos.
Table 4. Correlation coefficients
between the various pH protocols for both soils.
*: est. significativo
(p < 0,05)
Según Minasny et al. (2011) la
relación entre el pH en agua y en soluciones electrolíticas puede ser lineal o
curvilineal, y la diferencia entre ellos es menor cuanto mayor es la
conductividad eléctrica (CE) del suelo. La relación para ambos suelos
estudiados en este trabajo entre el pH actual y en KCl es de tipo lineal
(p<0,01) para las 2 diluciones, con pendientes que oscilan entre 0,99 (1:1)
y 1,18 (1:2,5) del pH en agua vs el pH en KCl. Coincidentemente con Minasny et
al. (2011), los suelos estudiados en este trabajo son de baja CE por lo que
existe diferencia entre ambas medidas. Como puede verse los pH actuales arrojan
valores superiores a los potenciales. La razón de ello es que el líquido de
suspensión es agua destilada en el primer caso, sustancia sin poder
intercambiador, y por lo tanto los protones evaluados son los de la solución
externa, en términos generales. Si bien la dilución de la solución externa
puede provocar desorción de protones, el efecto es mínimo frente al ejercido
por el KCl 1M, es decir de alta concentración, lo que conduce a una fuerte
desorción de los cationes desde la solución interna. Esta razón conduce a
afirmar que las medidas de pH potencial en KCl 1M involucran a la reserva de
acidez y ha demostrado ser más eficiente en la evaluación de formas tóxicas del
Al (Drabek et al., 2005). Gruba & Mulder (2008) y Gruba et al.
(2013) establecieron un modelo de predicción de la actividad del Al en base a
la diferencia del pH en agua y en KCl, ratificando lo dicho.
En las Figuras 1 y 2 puede observarse
que el aumento de la dilución produjo, como ha sido probado en numerosas
oportunidades por otros investigadores (Anderson et al., 2003; Zapata
Hernández, 2004), aumentos en ambas determinaciones de pH. Sin embargo, estos
aumentos estuvieron asociados al tipo de pH y suelo. Es así que la diferencia
entre la dilución 1:2,5 respecto de 1:1 fue de 0,12 y 0,18 unidades de pH para
el pH actual y potencial, respectivamente, en el suelo A, y 0,30 y 0,17 para el
suelo B, en promedio para todos los tratamientos y fechas de evaluación.
El aumento de dilución incrementa la hidrólisis de las bases existentes, pero
simultáneamente la disociación de los H+ desde la superficies de los
coloides y la hidrólisis de los complejos de Al. Estos dos últimos efectos
amortiguarían los cambios de pH con la dilución, particularmente en los suelos
más ácidos y por lo tanto con mayores reservas de H+ (Zapata
Hernández, 2004). Ambos suelos poseen pH actual cercano a 5,5, condición de
solubilización del Al, lo que garantizaría la participación de este elemento en
las reacciones de bufferación. Por otro lado, dichas reacciones de bufferación
se modifican según la fuerza iónica de la suspensión suelo:líquido, la que es
claramente modificada cuando se utiliza KCl en lugar de agua. Estos resultados
sugerirían que la decisión de reencalado de un lote debe establecerse mediante
pruebas biológicas de campo con las especies vegetales para las que se tomará
la decisión. Cuando se use el pH como variable diagnóstico en dichas pruebas,
tanto se trate del pH actual como potencial, deberá definirse una dilución en
el proceso de calibración. Dicha dilución será la que deba emplearse luego en
diagnósticos de rutina.
Otro aspecto a considerar es la variabilidad que los protocolos causan de la
medida de pH, y por lo tanto de su confiabilidad. En la Tabla 5
se ilustran los errores estándar de los 4 protocolos en ambos suelos. Como
puede verse los pH actuales (1:1 y 1:2,5) poseen errores cercanos al doble de
los producidos por los pH potenciales (1:1 y 1:2,5). Busaidi et al.
(2005), entre otros autores, señalan que la presencia de electrolitos en el
líquido de suspensión hace que la medición potenciométrica del pH sea menos
dependiente de la relación suelo:líquido así como de las condiciones de
agitación cuando se efectúa dicha medida, y por lo tanto, más estables. El
agregado de electrolitos minimiza el potencial de‘‘junta o
unión’’, disminuyendo las fluctuaciones de la medida en el tiempo y
con la relación de dilución.
Tabla 5. Errores estándar de los distintos
protocolos de pH en ambos suelos.
Table 5. Standard error of the
different pH protocols in both soils.
Efecto del protocolo de pH en la
capacidad diagnóstico de la acción de los correctores en diferentes tiempos de
incubación
Una apreciación visual de las Figuras 1 y 2 parecería señalar, en
términos generales, que todos los protocolos fueron capaces de discriminar el
efecto de los correctores. Esto ocurrió hasta el año de evaluación, pues el
factor ‘‘dosis’’ fue estadísticamente significativo
(p<0,05) para ambos suelos y todas los períodos de incubación (3, 6, 9 y 12
meses) (Tablas 2 y 3). Sin embargo,
cuando se evalúan estadísticamente los incrementos de pH producidos por los
tratamientos correctores, en relación al testigo de cada período de incubación
y protocolo analizado (Tabla 6), se constata que en ambos
suelos, el pH actual 1:2,5 sería más eficiente en la discriminación del efecto
de la dosis.
Tabla 6. Resultados del análisis de
comparación múltiple por el método de Tukey (p<0,05) sobre las diferencias
de pH causadas por los diferentes tratamientos (tipo y dosis de corrector)
respecto del testigo para cada período de incubación.
Table 6. Results of multiple
comparisons analysis by Tukey´s method (p<0.05) for pH differences caused by
the different treatments (type and dose correction) compared to the control for
each incubation period.
Referencias: C: CaCO3;
D: CaCO3/MgCO3; 0, 750, 1.500 y 2.000: dosis equivalente
en kg ha-1. Letras distintas indican dif. est. significativas
(p<0,05) en sentido de columna.
References:
C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3; 0, 750, 1.500 and
2.000: equivalent dose in kg ha-1. Different letters indicate significan
est. dif. (p<0.05)
in column direction.
Considerando los valores iniciales de pH
según los distintos protocolos puede decirse que la incubación de ambos suelos
condujo a una acidificación inicial (3 meses). Este efecto ya fue encontrado en
otras experiencias y se atribuyó a procesos de nitrificación y oxidación de S
orgánico, entre otros, provocado por las condiciones favorables de temperatura
y humedad experimentales (Ramos Vásquez & Zúñiga Dávila, 2008),
particularmente en suelos encalados donde estos procesos son estimulados (Van
der Welle et al., 2007).
En la Tabla 7 se ilustran las funciones de regresión
polinomiales de las distintas medidas de pH en función del tiempo, considerando
los tratamientos correctores, en ambos suelos. Puede apreciarse que estas
funciones de 2º grado son de alta significancia estadística para la mayor parte
de las situaciones analizadas, demostrando la evolución curvilínea, con tramos
de diferente pendiente, de la reacción de los suelos tratados a lo largo del
tiempo. El coeficiente lineal es de signo positivo para el pH potencial 1:1 en
el suelo A, mientras que estos coeficientes son positivos en los 4 protocolos
evaluados, en el suelo B. Esto señala una tendencia al incremento posterior a los
3 meses de iniciada la experiencia, que por razones de la metodología utilizada
se registró a los 6 meses (evaluación trimestral). Este incremento de pH podría
ser la consecuencia de la disolución de los correctores. Las diferencias
estadísticas existentes entre dosis para los distintos protocolos, permiten
hacer esta afirmación. Sin embargo, también se produce un incremento de pH en
los testigos en el mes 6 de incubación, demostrando la existencia de otros
procesos paralelos. Al tratarse de suelos sin carbonatos, podría suponerse que
la condición hídrica sostenida al 90% de la capacidad de campo en las
incubaciones pudo haber causado reacciones redox responsables parcialmente de
esta evolución. El potencial redox y el pH del suelo están estrechamente relacionados.
Durante los procesos reductores el consumo de algunos oxidantes, protones y
electrones se modifica desigualmente. La reducción de glucosa a ácido pirúvico
en las fracciones orgánicas, de MnO2-Mn2+ y SO42-
-H2S, son reacciones de reducción que consumen H+
en presencia de abundancia de electrones, es decir condiciones de reducción.
Estas reacciones conducen, por lo tanto, a un aumento del pH. Sin embargo, este
proceso puede diferir de suelo en suelo, ya que otras reacciones de reducción,
por ejemplo la de NO3--NO2- o de
Fe(OH)3 -Fe2+ no tienen el mismo efecto. En general, la
tendencia con el aumento de las condiciones reductoras es a un aumento del pH
en suelos ácidos y una disminución de esta medida en suelos básicos, en este último
caso por producción de CO2 (Van Der Welle et al., 2007;
Yamaguchi et al., 2011). El carácter ácido de los suelos evaluados,
propiciaría el aumento del pH cuando la condición hídrica experimental propicia
algunas reacciones de reducción, particularmente por su condición textural.
Tabla 7. Funciones polinomiales (ordenada al
origen (a), coeficiente lineal (b) y cuadrático (c), probabilidad del modelo
(p)) que describen la evolución en el tiempo de las distintas medidas de pH
para cada suelo.
Table 7. Polynomial functions
(y-intercept (a), linear coefficient (b) and quadratic (c) probability model
(p)) that describe the time evolution of the different measures for each soil
pH.
El coeficiente cuadrático de las funciones polinomiales (Tabla 7) es mayoritariamente de signo negativo, señalando la tendencia a la disminución del efecto de los correctores a partir de los 6 meses y hasta los 12 meses de incubación. A pesar de ello, aún al año de incubación existen efectos detectables del agregado de los correctores (Figs. 1 y 2), similares para ambos suelos y puestos en evidencia por los 4 protocolos. Esta disminución del pH a partir de los 6 meses podría deberse a procesos de recristalización de los carbonatos agregados. Otros autores han hecho alusión a estas reacciones de recristalización en el ámbito pampeano argentino. Vázquez et al. (2009) y Nicora et al. (2012) encontraron aumentos de la resistencia a la penetración con dosis superiores a los 1.000 kg ha-1 de dolomita atribuyendo el hecho a la recristalización dentro del espacio poroso.
Efecto de aplicación de las enmiendas
sobre la CIC, la CICnb y sus respectivos porcentajes de saturación
En la Figura 3
se presenta la evolución de la capacidad de intercambio catiónico bufferada (CIC)
y no bufferada (CICnb), según las distintas dosis y tipo de corrector, para las
dos fechas estudiadas (3 y 12 meses) en ambos suelos, respectivamente. El suelo
A presenta mayores valores en ambas determinaciones, respecto al B; esto es así
debido a las características propias de dicho suelo (mayor % de arcilla y de
carbono orgánico). Mientras que en el suelo A la evaluación no bufferada
(CICnb) tiende a arrojar valores inferiores a la determinación con bufferación
(CIC), aunque en forma muy variable, en el suelo B el orden de magnitud de los
valores es semejante. El análisis de correlación entre ambas medidas en el
suelo A, para los diferentes tratamientos y tiempos de evaluación es, sin
embargo, no significativo debido a dicha variabilidad, mientras que en el suelo
B la asociación es significativa desde el punto de vista estadístico
(p<0,05). En el caso del suelo B, la pendiente de la regresión CIC/CICnb
tiene una magnitud de 0,29. Estos resultados demuestran que la bufferación
produce cambios en la medida, variables de acuerdo al tipo de suelo. Ha sido
establecido en numerosas oportunidades que la determinación de la CIC depende
del pH de la solución y su fuerza iónica (Holden et al., 2012),
particularmente cuando hay abundancia de minerales con carga variable y CaCO3
(Holden et al., 2011). La bufferación a pH 7 produce un aumento irreal
de las cargas negativas de tipo variable, es decir dependientes del pH. Estas
cargas se producen tanto en coloides inorgánicos como orgánicos, pero son
proporcionalmente mayores en estos últimos (Skjemstad et al., 2008). A
pesar de no existir una relación estricta, el mayor contenido de arcilla y,
particularmente, de materia orgánica del suelo A, propiciaría mayor cantidad de
cargas de este origen cuando el pH se eleva desde la condición original a 7.
Figura 3. Capacidad de intercambio catiónico por el método bufferado
(CIC) y no bufferado (CICnb) en ambos suelos: suelo A y suelo B según el
tratamiento corrector (tipo y dosis) a los 3 y 12 meses de incubación. C: CaCO3;
D: CaCO3/MgCO3; 0, 750, 1.500 y 2.000: dosis equivalente
en kg ha-1. Letras distintas indican dif. est. significativas
(p<0,05) dentro de cada tiempo de incubación. Las barras indican el error
estándar.
Figure 3. Cation exchange capacity by buffered (CIC) and not buffered
method (CICnb) in both soils, A and B according to the treatment (type and
dose) at 3 and 12 months of incubation. C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3;
0, 750, 1.500 and 2.000: equivalent dose in kg ha-1. Different
letters indicate significant est. dif. (p<0.05) within each incubation time.
The bars indicate the standard error.
Ninguno de los 2 protocolos (CIC, CICnb) fue
eficiente en detectar a través del incremento de la medida, el agregado de los
correctores en ambos suelos (Fig. 3).
Holden et al. (2012) señaló la sobreestimación de la CIC en el método
del acetato de amonio-acetato de Na (pH 8,2) en relación a otros métodos no
bufferados (azul de metileno, cloruro de Li y tiourea de Ag) en sedimentos
calcáreos con carbonatos solubles, condición similar a la estudiada en este
trabajo, en este caso debido al agregado de enmiendas calcáreas. Igualmente,
Ross (2009) informó que los métodos bufferados generalmente arrojan valores
superiores de CIC a los no bufferados debido a reacciones de disociación
superficiales que promueven las cargas variables negativas. Millan et al.
(2010) trabajando sobre un suelo Hapludol éntico de pH actual (1:2,5) de
5,1, encontraron un 26% de incremento en la CIC con bufferación respecto del
protocolo no bufferado. Este incremento en el suelo A fue en promedio del 8,3%
con un coeficiente de variación del 17%, mientras que el incremento fue
considerablemente inferior en el suelo B. De la misma manera, los mencionados
autores comprobaron un aumento tanto de CIC como de la CICnb en el suelo
encalado con dosis similares a las estudiadas en este trabajo. Holden et al.
(2012) también sugirieron que fuerzas iónicas elevadas de la solución utilizada
en la extracción y reemplazo de los cationes intercambiables causa el
estrechamiento de la doble capa difusa aumentando la adsorción de los cationes.
El método del acetato de amonio posee una concentración 1M mientras que el
cloruro de amonio es 0,2 M, lo que podría justificar también los resultados
obtenidos.
En la Figura 4 se presentan los resultados de saturación
básica determinada en los extractos bufferados y no bufferados. En primer lugar
cabe destacar que ambos suelos poseen saturaciones básicas elevadas, en
consideración de sus pH. La determinación bufferada de la saturación básica en
ambos suelos fue más eficiente para detectar la aplicación de correctores que
la no bufferada, aunque ninguna fue capaz de detectar la dosis utilizada.
Figura 4. Saturación básica calculada sobre la
capacidad de intercambio catiónica por el método bufferado (S/CIC) y no
bufferado (S/CICnb) en ambos suelos A y B según el tratamiento corrector (tipo
y dosis) a los 3 y 12 meses de incubación. C: CaCO3; D: CaCO3/MgCO3;
0, 750, 1.500 y 2.000: dosis equivalente en kg ha-1. Letras
distintas indican dif. est. significativas (p<0,05) dentro de cada tiempo de
incubación. Las
barras indican el error estándar.
Figure 4. Basic saturation calculated on cation exchange capacity by
buffered (S / CIC) and not buffered method (S / CICnb) in both soils A and B
according to the corrector (type and dose) at 3 and 12 months incubation. C:
CaCO3; D: CaCO3/MgCO3; 0, 750, 1.500 and
2.000: equivalent dose in kg ha-1. Different letters indicate
significant est. dif. (p<0.05) within each incubation time. The bars
indicate the standard error.
Millan et al. (2010) encontraron que la sobrevaloración de la capacidad de intercambio catiónico producida en la evaluación con acetato de amonio pH 7, conducía a una subestimación de la saturación básica calculada con esta metodología. Puede comprobarse que en el suelo A, donde se detectaron incrementos de la evaluación de la capacidad de intercambio catiónico con la determinación bufferada, la saturación básica fue menor que con la determinación no bufferada, coincidiendo con los resultados de los investigadores citados.Los resultados encontrados señalan la complejidad de la interacción entre las características de las metodologías empleadas y los suelos analizados, no pudiendo plantearse generalizaciones sobre los protocolos más adecuados para el seguimiento de la residualidad de las enmiendas básicas.
CONCLUSIONES
Los 4 protocolos utilizados para evaluar el pH están altamente asociados.
El aumento de la dilución en las medidas de pH produjo aumentos variables según
el tipo de suelo y líquido de suspensión, por lo que dicha dilución debe
respetarse para la toma de decisión de encalados o reencalados, si se utilizan
umbrales de pH de referencia.
Las 4 medidas de pH fueron capaces de discriminar las dosis de encalado, aunque
el pH actual 1:2,5 fue el que presentó mayores diferencias en este sentido. Sin
embargo, las medidas de pH actual son más fluctuantes que las de pH potencial,
a cualquier dilución. Esto sugiere la conveniencia del empleo del pH actual en
cualquiera de las dos diluciones, siempre que se intensifique el muestreo para
aumentar la precisión del protocolo.
La evolución general del pH a través de los 4 protocolos por igual, siguió
tendencias parabólicas, con disminuciones a los 3 meses, incrementos a los 6
meses y nuevas disminuciones a los 12 meses. Los resultados señalan que
anticipaciones de 6 meses en la práctica del encalado podrían ser suficientes
en cultivos sensibles en suelos de similar pH a los estudiados.
La relación entre la capacidad de intercambio bufferada (CIC) y no bufferada
(CICnb) fue variable según el tipo de suelo, aunque con una tendencia en ambos
casos al incremento de la medida bufferada, por lo que este último protocolo
subestimaría la saturación básica general.
Ninguno de los métodos de determinación de la capacidad de intercambio
catiónico permitió registrar un incremento de la medida ante el encalado, ni
discriminar el efecto de la dosis. Estos resultados indican que ni la capacidad
de intercambio catiónico, ni la saturación básica, bufferada o no bufferada,
tendrían capacidad diagnóstico de la residualidad del agregado de enmiendas
básicas.[/body]
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