CONTAMINACIÓN DEL SUELO Y CALIDAD DEL MEDIO AMBIENTE
Propiedades Físicas de un argiudol ácuico bajo diferentes sistemas de manejo
Tania Soledad Rey Montoya1; Federico Antonio Paredes1-2; Humberto Carlos Dalurzo*1; Carolina Fernández Lopez1 & Roberto Martin Kersting1
1 Facultad de Ciencias Agrarias-UNNE
2 INTA EEA Corrientes
*Autor de contacto: hcdalurzo@gmail.com
Recibido: 04-10-16
Recibido con revisiones: 17-11-16
Aceptado: 18-12-16
RESUMEN
El objetivo fue evaluar las propiedades físicas del suelo bajo diferentes sistemas de labranzas y secuencias de cultivos en un Argiudol Ácuico de Corrientes, a fin de obtener indicadores de calidad. El diseño fue de parcelas completamente aleatorizadas en arreglo factorial (3x4), donde los factores fueron: • Sistemas de labranzas, con tres niveles: convencional (LC), reducida (LR) y siembra directa (SD); y • Secuencias de cultivos, con cuatro niveles: maíz-avena (M-Av), maíz-descanso (M-D), algodón-avena (A-Av) y algodón-descanso (A-D). Los tratamientos fueron 12, con 4 repeticiones y 48 unidades experimentales. En la siembra de maíz y algodón, del cuarto ciclo productivo, se determinó densidad aparente (Da), estabilidad de agregados (EA), Infiltración (Ib) y resistencia mecánica a la penetración (RMP), en condiciones de capacidad de campo (CC). Se aplicó análisis de la varianza con la prueba de Duncan. La RMP fue 0,27 MPa en superficie para SD respecto de LR y LC (0,18 MPa), en cambio en profundidad se revirtió la situación, 0,9 MPa en SD y 1,17 MPa para LC (α ≤ 0,05). La EA fue 68,3% en SD; 54,8% en LR y 49,5% en LC (α ≤ 0,05). También aumentó la infiltración bajo SD (2,9 cm h-1), seguidos por LR y LC (α ≤ 0,05). Los atributos que podrían indicar calidad de suelo serían: a) La RMP disminuyó por el laboreo del suelo en superficie, con LC y LR, pero presentó la mejores condiciones bajo SD en profundidad; b) Las rotaciones que finalizaron con algodón tuvieron menor RMP (7-20 cm) que con cultivos de maíz; c) La EA y la Ib presentaron los mayores valores en SD. Las prácticas que favorecieron la EA colaboraron a una mayor Ib e implicaría una menor escorrentía y erosión hídrica; d) La SD presentó las variaciones más favorables para mantener la calidad del suelo.
Palabras clave: Sistemas de labranzas; Secuencias de cultivos; Calidad de suelos.
Physical properties of an acuic argiudoll under different nabagement systems
ABSTRACT
The objective was to evaluate the physical properties of soil under different tillage systems and crop sequences in an Áquic Argiudoll of Corrientes, to obtain quality indicators. The design was a completely randomized plots in factorial arrangement (3x4), where the factors were: • Tillage system, with three levels: conventional (LC), reduced (LR) and no tillage (SD); • Crop sequences with four levels: corn-oats (M-Av), corn-fallow (M-D), cotton-oats (A-Av) and cotton-fallow (A-D). The treatments were 12, with 4 replicates and 48 experimental units. In the corn and cotton seeding of the fourth production cycle, bulk density (BD), aggregate stability (AS), Infiltration (In) and mechanical resistance to penetration (MRP) were determined under field capacity conditions (CC). Variance analysis was applied with Duncan test. The MRP was higher in SD (0.27 MPa) on the surface than LR and LC (0.18 MPa), while at 7-20 cm this trend was opposite, 0.9 MPa in SD and 1.17 MPa in LC (α ≤ 0, 05). The AE was 68.3% in SD; 54.8% in LR and 49.5% in LC (α ≤ 0.05). It also increased infiltration under SD (2.9 cm h-1), followed by LR and LC (α ≤ 0.05). The soil attributes could indicate soil quality would be: a) The MRP decreased by tilling soil surface with LC and LR, but presented the best conditions under SD in depth b) The rotations that ended with cotton had lower MRP (7-20 cm) than with maize crops; c) AS and In presented the highest values in SD. The practices that favored the AS collaborated to a greater In and would imply a less runoff and water erosion; d) SD presented the most favorable variations to maintain soil quality.
Key words: Tillage systems; Crop sequence; Soil quality.
INTRODUCCIÓN
La actividad agrícola de los productores familiares del
Norte de Corrientes genera condiciones de manejo que
pueden afectar las propiedades físicas del suelo. El laboreo
excesivo y la falta de rotación provocan la degradación física de los suelos, especialmente cuando existen limitaciones para la producción o extensa historia agrícola. Los suelos
con agricultura de Corrientes, están frecuentemente expuestos a prácticas agresivas que han ocasionado su degradación, como labranzas superficiales, barbechos cortos
y baja reposición de nutrientes (Ligier & Kurtz, 2001). Tanto
las secuencias de cultivos como el tipo e intensidad de las
labranzas modifican directa e indirectamente las propiedades físicas del suelo (Katsvairo et al., 2002), modificando
la captación y aprovechamiento del agua.
Tradicionalmente la agricultura se ha realizado con
sistemas de labranza convencional, con uso de arados de
rejas y vertederas o de discos y rastras con inversión del pan
de tierra, dejando los suelos desprovistos de rastrojos en
superficie. Este hecho, sumado a la gran cantidad de años
de agricultura, contribuyó a que muchos suelos hayan sufrido procesos de degradación muy marcados (Venialgo et
al., 2005). Se considera que los procesos de degradación
física del suelo afectan desfavorablemente las condiciones
edáficas cuando estos cambios disminuyen la producción
agrícola o provocan demandas de mayores insumos para
mantener su productividad (Venialgo et al., 1999).
Las labranzas y el manejo de rastrojos juegan un rol crucial en el uso sustentable del suelo y del agua debido a sus
efectos sobre la mayoría de los indicadores de sustentabilidad (Lal, 1991; Lal & Kimble, 1997; Lattanzi, 1998).
Particularmente, la distribución del tamaño de los poros y
agregados difiere entre situaciones con y sin laboreo (Pikul et al., 1990). La estructura del suelo define la forma y
la distribución del sistema poroso, y es una de las propiedades que puede alterarse fácilmente por las labores agrícolas, actividades ganaderas o cualquier otro tipo de perturbación.
Las labranzas utilizadas por los minifundistas de la región, como la LC producen la ruptura de los macroagregados por acción física directa y originan la pérdida de la
materia orgánica (MO) al exponer las fracciones protegidas dentro de éstos (Tisdall & Oades, 1982; Franzluebbers et al., 1995).
La EA es una propiedad importante dado que ayuda a
mantener una alta infiltración de agua al resistir la formación de sellos superficiales, favoreciendo la aireación y la retención de agua para las plantas, (Kladivko, 1994; Unger,
1997). La EA en la región pampeana resultó un buen parámetro para distinguir suelos bajo SD con rotaciones con
mayor uso de cultivos de soja y otros con equilibrio entre
gramíneas y leguminosas (Castiglioni et al., 2013). También resultó adecuada para discriminar condiciones de uso
y manejo en tres Órdenes de suelos (Pelludert Árgico,
Ocracualf Vértico y un Argiudol Ácuico), reflejando tendencias al deterioro y a la recuperación. (Gabioud et al.,
2011). En suelos del centro sur de la provincia de Córdoba,
la EA diferenció situaciones sin disturbar con los sistemas
bajo SD y LR pero sin diferencias estadísticas entre ellos (Parra et al., 2011).
Roldán et al. (2014) evaluando la EA en el Sudeste Bonaerense bajo dos sistemas de labranza, hallaron incrementos en superficie con SD respecto a la LC. En cambio en la
pampa semiárida, con SD, desmejoró la condición física del
suelo con incrementos de la Da y de la RMP, disminuciones
de la porosidad total y del volumen de macroporos, y sin
aumentos del carbono orgánico en el mediano a largo plazo
respecto de LR (Schmidt & Amiotti, 2015).
Las labranzas y las rotaciones de cultivos ejercen una
marcada influencia sobre el funcionamiento del suelo y el
comportamiento de los cultivos, (Domínguez et al., 2005),
modificando la EA, la Da, la distribución del tamaño de los
poros, la dinámica del agua y la RMP.
La RMP, medida a campo, es una determinación que
integra el grado de compactación del suelo, contenido de
humedad, textura y tipo de arcilla, y se constituye en uníndice de la resistencia del suelo que involucra tanto a la
consistencia como a la agregación del mismo. Los suelos
bien estructurados ofrecen óptimas condiciones para la
penetración y el crecimiento de las raíces, presentan buena infiltración y capacidad de retención de agua. Por el contrario, al perder la EA, los suelos comienzan a manifestar
deficiencia hídrica, problemas de anclaje de raíces e implantación de los cultivos (Ingaramo, 2003). Las labranzas
aceleran la descomposición de la materia orgánica y destruyen los agregados estables (Dexter, 1991). La estabilidad de los mismos puede ser uno de los indicadores que
permita evaluar la sostenibilidad de los agroecosistemas
(Pilatti et al., 1998). Dicha estabilidad está sujeta a cambios
por efecto de la alternancia de procesos de humedecimiento-secado siendo la capa superficial la más afectada (Silenzi et al., 1987).
Los distintos manejos de suelos alteran la velocidad de
infiltración de agua y con ello la captación de agua en el perfil, característica física de gran interés agrícola. Cuando
las labranzas modifican la distribución del tamaño de los
poros en la capa arable, aumenta la infiltración y se produce un incremento en la capacidad del suelo para retener
agua a bajas succiones. Los cambios en la geometría del
espacio poroso inducidos por las labranzas disminuyen la
infiltración y la capacidad de retención de agua por debajo
de esta capa (Pla, 1994).
El estudio de los cambios que la agricultura ocasiona
en las propiedades físicas y químicas de los suelos han sido
evaluadas con un objetivo productivo, y actualmente hay
un interés por la caracterización y cuantificación de estos
cambios desde el punto de vista ambiental, con un creciente interés en sus consecuencias en la calidad del suelo, el
agua y la atmósfera que operan frente a la expansión de
diferentes cultivos, y sobre todo de los sistemas de cultivos bajo SD y rotaciones, ya que en una agricultura moderna es fundamental mejorar la calidad de diagnóstico del
funcionamiento físico del suelo con la finalidad de elaborar mejores estrategias de manejo. Al mismo tiempo, se necesitan indicadores confiables y prácticos para el estudio
de la evolución de los suelos en general, y de la dinámica
del agua edáfica en particular (Gil, 2002).
Numerosos autores plantearon los efectos beneficiosos de la SD sobre las propiedades del suelo (Studdert & Echeverría, 2002; Aparicio & Costa, 2007; Roldán et al.,
2014) mientras otros, expresaron situaciones contradictorias en dicho sentido (Mc Vay et al., 2006; Álvarez & Steinbach, 2009; Schmidt & Amiotti, 2015). En el presente trabajo se plantea evaluar esta situación en una zona
extrapampeana, que cuenta con escasa información en el
contexto de una producción de la agricultura familiar.
El objetivo fue evaluar las propiedades físicas del suelo
tales como infiltración de agua, estabilidad de agregados,
densidad aparente y resistencia mecánica a la penetración
bajo diferentes sistemas de labranzas y secuencias de cultivos en un Argiudol Ácuico de Corrientes, a fin de obtener
indicadores de calidad del suelo.
MATERIALES Y MÉTODOS
El trabajo se realizó en un ensayo de la EEA Corrientes del
INTA (latitud 27º39’S; longitud 58º46'W) sobre un suelo de
la Serie Treviño clasificado como Argiudol Ácuico, de familia
arcillosa fina hipertérmica (Escobar et al., 1996) de textura
franco arenosa en el horizonte A y franco arcillo arenosa en
el Bt.
El diseño experimental empleado fue en parcelas completamente aleatorizadas con arreglo factorial (3x4). Los
factores fueron: a) Sistemas de labranzas (SL), con tres niveles:
labranza convencional (LC), labranza reducida (LR) y siembra
directa (SD); y b) Secuencias de cultivos (Secuencias), con la
combinación de dos cultivos de renta: maíz amarillo (M), y algodón (A), usando en invierno un cultivo de cubierta: avena
negra (Av) o dejar el terreno en descanso (D) con presencia
la vegetación espontanea. El primer y segundo años se implantó:
M-Av-A-Av; M-D-A-D; A-Av-M-Av y A-D-M-D. El tercer y el
cuarto año se repitieron las mismas secuencias de cultivos. Los
tratamientos fueron doce, cada uno con cuatro repeticiones
(Tabla 2), totalizando 48 unidades experimentales con un
tamaño de parcela de 140 m2. Los muestreos correspondieron
al cuarto ciclo productivo.
Los sistemas de labranza empleados fueron: LC: con remoción de suelo e incorporación de rastrojos por métodos mecánicos. Se utilizó rastra de discos de tiro excéntrico, realizando
cuatro pasadas y rastra de dientes para la preparación de la cama
de siembra; LR: con dos pasadas consecutivas de rastra de discos
con semi-incorporación de rastrojos; SD: aplicando control
químico de las malezas, dejando los rastrojos en superficie.
Los cultivos empleados fueron: Maíz (Zea mays L.), variedad Amarillo criollo, de ciclo intermedio, sembrado en la primera quincena de septiembre. Densidad de siembra: 55.000
semillas ha-1. Espaciamiento: 0,7 m entre líneas; Algodón
(Gossipium hirsutum L.) sembrado en la primera quincena de
noviembre. Densidad: 180.000 semillas ha-1 (ajustada al poder
germinativo). Espaciamiento: 0,7 m entre líneas; Avena negra
(Avena strigosa L.) sembrada en manto (‘‘al voleo’’) en mayo.
Infiltración: Se determinó por el método de los anillos concéntricos midiendo el flujo de la lámina agua a través de la superficie del suelo en el anillo interno. Inicialmente las lecturas
se realizaron cada minuto hasta los cinco minutos; luego a intervalos de 5 minutos, hasta alcanzar los 30 minutos, y finalmente
cada 10 minutos hasta que el ingreso se hizo constante. Al registrarse más de dos lecturas consecutivas iguales, correspondió a la infiltración mínima del agua en el suelo o infiltración básica,
aplicando el modelo matemático de Kostiakov (Pla, 1983). Se
realizaron dos mediciones por parcela (n= 96).
Agua retenida en condiciones de capacidad de campo: se
realizaron en el mismo lugar donde se efectuaron las mediciones de infiltración, transcurridas 48 horas con el suelo cubierto
con un film para evitar pérdidas por evaporación. Se tomaron
dos muestras por parcela y profundidad (0-7; 7-20 y 20-30 cm),
determinándose el contenido de agua gravimétricamente (Pla,
1983), totalizando 288 muestras.
Resistencia mecánica a la penetración se determinó con
un penetrómetro de impacto de punta cónica de 60° con un
vástago de 50 cm donde se desplaza una pesa de 2 kg que al dejarla caer libremente golpea contra el tope y hace penetrar
la sonda en el suelo (Pla, 1996). Se hicieron dos mediciones
por parcela para los intervalos 0-7 cm, 7-20 cm y 20-30 cm
en condiciones de humedad a capacidad de campo. Simultáneamente se tomaron muestras de suelo para determinar
humedad gravimétrica totalizando 288 muestras, y calculando la RMP en MPa para cada intervalo mencionado.
Densidad aparente: método del cilindro (Pla, 1983). Se
realizó un muestreo independiente de los anteriores, tomándose dos muestras por cada profundidad (0-7 cm y 7-20 cm)
y por parcela. El tamaño de los cilindros fue de 99,5 cm3. En
el laboratorio se registró el peso seco a 105 °C, totalizando 192
muestras.
Estabilidad de agregados: se utilizaron dos muestras compuestas por tres submuestras por parcela y por profundidad
(0-7 cm y 7-20 cm), extraídas con pala, seleccionando los agregados comprendidos los tamices con mallas entre 3,36-2 mm.
Para la determinación se humedecieron por capilaridad. Se
emplearon tamices de 0,5 mm, colocados en un equipo para
la medición de estabilidad (Kemper & Rosenau, 1986), el cual
realiza movimientos oscilatorios ascendentes, cuya longitud
del recorrido de 13 mm, y una frecuencia de 35 veces por minuto. Los agregados que soportaron el tamizado fueron secados a estufa a 105 ºC por 24 hs y luego pesados. Seguidamente
los agregados se dispersaron, pasando la suspensión nuevamente por los filtros. Los remanentes retenidos se secaron y pesaron para hacer las correcciones de la fracción de arena.
La cobertura vegetal se obtuvo con una regla rígida con
marcas a intervalos regulares, con cuatro repeticiones por
parcela. El porcentaje de cobertura del recuento de los puntos
interceptados con suelo cubierto.
Los resultados se analizaron estadísticamente para determinar diferencias de las variables de suelo entre tratamientos
mediante el análisis de variancia. Las comparaciones de las
medias de tratamientos se realizaron por la Prueba de rangos
múltiples de Duncan (α ≤ 0,05).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La RMP medida en condiciones de capacidad de campo tuvo diferencias entre los niveles de SL en las profundidades de 0-7 cm y 7-20 cm, como en las secuencias de cultivos de 7-20 cm y no tuvo interacción entre SL x Secuencias en los tres espesores (Tabla 1).
Tabla 1. Análisis de la varianza de la resistencia mecánica a la penetración (RMP) medida en condiciones de humedad a capacidad de
campo, interacción de los factores y medias por sistemas de labranzas (SL) y secuencias de cultivos.
Table 1. Analysis of variance of mechanical penetration resistance, measured in conditions of humidity at field capacity, interaction of
factors and means by tillage systems (SL) and sequences of crops.
M: maíz; Av: avena negra; A: algodón; D: descanso; Letras diferentes en una misma profundidad indican diferencias significativas entre niveles
mediante la Prueba de Duncan (α ≤ 0,05); ns: no significativo.
La RMP es una variable altamente dependiente del contenido de agua en el suelo al momento de la medición, por lo cual se determinaron a capacidad de campo, que corresponde a la máxima cantidad de agua retenida en el suelo que podría ser aprovechada por las plantas, descontada el agua retenida por debajo del Punto de Marchitez Permanente. Los datos de humedad obtenidos en condiciones de CC al determinar la RMP variaron de 15 al 17% sin diferencias significativas entre tratamientos (Tabla 2).
Tabla 2. Análisis de la varianza de los contenidos de agua en condiciones de capacidad de campo (CC), interacción de los factores y
medias por sistemas de labranzas (SL) y secuencias de cultivos.
Table 2. Analysis of variance of water content measured at field capacity conditions (CC), interactions between factors and means by
tillage systems (SL) and sequences of crops.
M: maíz; Av: avena negra; A: algodón; D: descanso; Letras diferentes en una misma profundidad indican diferencias significativas entre niveles
mediante la Prueba de Duncan (α ≤ 0,05); ns: no significativo.
Los valores promedios de RMP registrados hasta los
20 cm, al momento de la siembra, fueron menores a los
2 MPa considerados como limitantes para el normal desarrollo de las plantas. Según Greacen & Sands (1980) el
punto crítico para el crecimiento limitado de la raíz corresponde de 1,67 a 2,45 MPa. Considerando el espesor 0-7
cm, lugar donde se deposita la semilla, la RMP fue baja,
variaron de 0,18 para LC y LR hasta 0,27 MPa para SD (α≤ 0,05) sin alcanzar valores de 0,5-0,9 MPa, condicionantes para la normal emergencia del maíz y algodón (Pla Sentis & Ovalles, 1993).
De 7-20 cm esta tendencia se revirtió, aumentando
con LC y LR quienes no presentaron diferencias estadísticas entre si y superaron a la SD.
En la profundidad de 20-30 cm no hubo efecto de SL
ni de secuencias, ni interacción entre ambos factores. En
esta profundidad se registraron los mayores valores de
RMP cercanos a los límites para el desarrollo de los cultivos.
Ello podría relacionarse a los aportes de rastrojos, ya
sean incorporados (LC), semi incorporados (LR) o bien
mantenidos en superficie (SD). La descomposición de los
rastrojos al ser incorporados por la LC en un medio anaerobio generan alcoholes, ácidos orgánicos, metano y
minerales sin beneficiar a la bioestructura, en cambio al
quedar en superficie, como en SD, la descomposición se
efectúa en medios aerobios produciendo ácidos urónicos
y poliurónicos que favorecen a la agregación del suelo
(Primavesi, 1984).
En la profundidad de 20-30 cm no se obtuvieron diferencias entre los niveles de ambos factores y se registraron los mayores valores de RMP, cercanos a los límites para
el desarrollo de los cultivos (LC y LR) y los menores valores
para SD.
En la profundidad de 7-20 cm, hubo efecto de las secuencias de cultivos (Tabla 1) donde los tratamientos que
terminaron con maíz, como cultivo de renta en la última
campaña, tal el caso de las secuencias: A-D-M-D (1,17 MPa)
y A-Av-M-Av (1,15 MPa) presentaron mayor RMP que los
que terminaron con algodón como las secuencias M-D-A-D (0,90 MPa) o M-Av-A-Av (1,02 MPa). Esto podría estar
relacionado con una mayor capacidad exploratoria de las raíces pivotantes del algodón que las del maíz, hasta los
20 cm de profundidad. Ello mejoraría las condiciones para
el desarrollo radical en dichas secuencias y espesores de
suelo.
Los coeficientes de variación fueron altos para todas
las profundidades (mayores de 25%) como fue informado
por Hillel (1998) para esta variable y para infiltración.
La Da no mostró interacción entre los factores en los
dos espesores evaluados (Tabla 3). El factor SL tuvo diferencias significativas. La Da fue mayor bajo SD (1,5 g cm-3) respecto a los tratamientos labrados (1,4 g cm-3), los cuales
no presentaron diferencias significativas entre sí y no serían restrictivos. En la profundidad de 7-20 cm no se encontró diferencia estadística entre los tratamientos en
estudio. Los valores óptimos de DA varían de acuerdo a las
clases texturales. Para texturas franco arenosas la DA media
es de 1,4 g cm3 (Junta de Extremadura, 1992; Porta et al.
2003) y un rango para un crecimiento adecuado de raíces
fluctúa entre 0,7 a 1,8 g cm3 (Lal & Shukla, 2004).
Tabla 3. Análisis de la varianza de la densidad aparente (DA) e interacciones entre los factores y medias por
sistemas de labranzas (SL) y secuencias de cultivos.
Table 3. Analysis of variance of bulk density (BD) and interactions between factors and means by tillage systems
(SL) and sequences of crops.
M: maíz; Av: avena negra; A: algodón; D: descanso; Letras diferentes en una misma profundidad indican diferencias
significativas entre niveles mediante la Prueba de Duncan (α ≤ 0,05); ns: no significativo.
Estos resultados son coincidentes con lo encontrado
por otros autores (Vidal & Costa, 1998; Ferreras et al., 2000)
con valores superiores de Da en suelos bajo SD en comparación con LR o LC, quienes expresaron que el método de labranza puede afectar o no la compactación del suelo. Sin embargo, Krüger (1996); Ferreras, (1996) y Pikul & Aase (1995) no obtuvieron diferencias entre estos sistemas de labranzas o bien, la Da del suelo fue menor con
residuos en superficie.
Los valores de RMP y Da mostraron luego de cuatro
años de evaluar SD respecto a tratamientos con labranzas,
un ligero incremento en los valores sin que lleguen a ser
restrictivos para la emergencia de la plántula o para la
exploración de raíces, igualmente Vidal y Costa (1998)
hallaron que luego de cuatro años de aplicación de SD, se
observó un incremento en la compactación del suelo,
manifestado por los aumentos de Da y RMP en los primeros centímetros, pero sin afectar los rendimientos.
La EA de 0-7 cm fue mayor que la de 7-20 cm. Se
encontraron diferencias significativas entre SL en ambas
profundidades, pero no hubo diferencias entre Secuencias,
ni interacción SL x Secuencias (Tabla 4).
Tabla 4. Análisis de la varianza de la estabilidad de agregados (EA) e interacciones entre los factores y medias
por sistemas de labranzas (SL) y secuencias de cultivos.
Table 4. Analysis of variance of aggregate stability (EA) and interactions between factors and means by tillage
systems (SL) and sequences of crops.
M: maíz; Av: avena negra; A: algodón; D: descanso; Letras diferentes en una misma profundidad indican diferencias
significativas entre niveles mediante la Prueba de Duncan (α ≤ 0,05); ns: no significativo.
La EA de 0-7 cm mostró diferencias (P<0,001) entre
Sl siendo mayor en SD que en LR y en ésta que en LC y estuvo
en relación con la cobertura vegetal que varió entre 70-85%, de 50-60% y entre un 10-40% para cada sistema
de labranza, respectivamente (Paredes, 2013). De igual modo, la mayor cantidad de residuos resultantes de la SD
y las rotaciones en Illinois favoreció la EA, y hubo una
disminución de la RMP (Villamil et al., 2005).
En la profundidad de 7-20 cm la mayor EA correspondió para los tratamientos conservacionistas con SD y LR,
los cuales no difirieron estadísticamente entre sí, y superaron al de LC (á d» 0,001). Este comportamiento podría
relacionarse a los mayores contenidos de materia orgánica hallados por Paredes et al. (2014) superficialmente en
SD con 2,1%, respecto a LR y LC con 1,51 y 1,69% respectivamente (α ≤ 0,005).
Los valores obtenidos en el presente trabajo coinciden
con lo hallado por Colombani et al. (2002) quienes encontraron mayor estabilidad de agregados en SD respecto a LC
y LR en un Argiudol Típico del Sudeste de la Provincia de
Buenos Aires. Hernanz et al. (2002) obtuvieron mayor porcentaje de macro agregados estables en siembra directa con
respecto a labranza mínima y convencional en un ensayo
de larga duración de un suelo franco con bajos contenidos
de materia orgánica de la región central de España.
El promedio general de Ib fue de 1,99 cm h-1, con un
coeficiente de variación de 40,2% (Tabla 5). No se registraron interacciones entre SL y Secuencias. Los valores de
Ib correspondieron a velocidades de infiltración moderadas, coincidentes con las características del suelo empleado para el ensayo (Escobar et al., 1996).
Tabla 5. Análisis de la varianza de la Infiltración básica (Ib), de los parámetros ‘‘A: infiltración inicial’’ y ‘‘n: tasa de infiltración’’, interacción
de los factores y medias por sistemas de labranzas (SL) y secuencias de cultivos.
Table 5. Analysis of variance of basic Infiltration (Ib), of the parameters ‘‘A: Initial infiltration’’ and ‘‘n: infiltration rate’’ interaction of
factors and means by tillage systems (SL) and sequences crops.
Ib: infiltración básica (cm h-1); A: infiltración inicial (cm h-1); «n»: tasa de infiltración; M. maíz; Av: avena negra; A: algodón; D: descanso; Letras
diferentes en un mismo momento indican diferencias significativas entre niveles mediante la Prueba de Duncan (α ≤ 0,05); ns: no significativo.
El valor ‘‘A’’ de la ecuación indica la lámina inicial infiltrada durante el proceso, que depende de la estructura
y de las condiciones superficiales del suelo como
compactación y humedad iniciales. No se registró interacción entre los factores, ni diferencias significativas en
esta variable para ambos factores, por lo cual no habría
condiciones de una compactación superficial del suelo que
afecte la entrada inicial de agua en el suelo.
El valor ‘‘n’’ representa la tasa de infiltración, relacionado a los cambios texturales del perfil del suelo y de la estructura por humedecimiento. Esta variable mostró diferencias significativas para el factor SL (Tabla 5), con mayor
velocidad de entrada del agua en SD, relacionada a la mayor
EA que mantuvo los agregados intactos con el avance del
frente de humedecimiento, y permitió que la porosidad del
suelo continúe cumpliendo su función de conducción del
agua.
La variable Ib no registró diferencias entre sus niveles
en el factor secuencias, lo que permitió suponer que durante los primeros años del empleo de alternancia con
algodón, maíz, avena y descanso, no afectó significativamente la Ib. En cambio, el factor SL, mostró efectos sobre la infiltración de agua en el suelo, con la mayor Ib (α ≤ 0,05)
bajo SD (Tabla 5) donde el mayor contenido de rastrojos
en superficie podría haber evitado la formación de sellos
superficiales y favorecido la formación de poros por la actividad biológica, como lo señalaron Kay y Vandenbygaart
(2002). Dichos autores afirmaron que la porosidad edáfica
puede ser influenciada por factores abióticos como las
labranzas, el tránsito de maquinarias, el proceso de contracción-expansión del suelo, por la actividad biológica
(crecimiento, descomposición de las raíces y la actividad
de las lombrices).
La resistencia del suelo a la deformación y disgregación
es importante para el laboreo, el crecimiento de las raíces
de las plantas, se relaciona con la compactación, el encharcamiento de la superficie, la erosión y la capacidad portante para el tránsito y los animales. En seco, los agregados
del suelo se comportan como sólidos quebradizos, que se
rompen con deformaciones despreciables, pero al aumentar el contenido de humedad la resistencia a la rotura
usualmente decrece y aumenta la deformación plástica
(Payne, 1992).
La SD se presentó como una labranza conservacionista con problemas regulares para la exploración radical, y algunos problemas incipientes de compactación superficial y la LR presentó valores intermedios de EA, RMP, manifestando su capacidad mejoradora del suelo o como una alternativa superadora para ayudar a la infiltración del agua de
lluvia. Esto coincide con lo observado por Venialgo et al.
(2004), quienes hallaron en suelos no labrados una RMP
mayor de 0 a 20 cm y menor de 20 a 30 cm, lo cual concuerda con los valores hallados y presentados en este trabajo.
CONCLUSIONES
Al emplear diferentes sistemas de labranzas y secuencias de cultivos en un Argiudol Ácuico de Corrientes, se
concluyó que los atributos que podrían indicar calidad de
suelo serían:
• La RMP que presentó mayores valores en SD (0-7 cm),
con respecto a los tratamientos labrados, sin alcanzar
valores condicionantes para el normal desarrollo de los
cultivos y se favoreció la situación a mayor profundidad
con las menores resistencias del ensayo. La RMP en las
rotaciones que finalizaron con algodón presentó menores valores (de 7-20 cm) que con cultivos de maíz, relacionada a una mayor capacidad exploratoria de las
raíces pivotantes del algodón y mejoraron las condiciones en dichos espesores de suelo.
• La EA, que diferenció los sistemas de labranza (SD->LR>LC) en ambas profundidades evaluadas.
• La Ib que fue mayor en SD comparativamente a la LR y
a la LC, esto podría atribuirse a la cobertura de los rastrojos en superficie, que habrían influido en la formación de bioporos y a su mayor estabilidad. Toda práctica
que favorece a la estabilidad de los agregados colabora
a una mejor infiltración del agua del suelo (SD>LR>LC)
e implicaría una menor escorrentía y erosión hídrica.
• Los sistemas de labranzas fueron más sensibles a manifestar cambios en las variables evaluadas respecto de
las secuencias de cultivos y el tratamiento que presentó las variaciones más favorables para la mantener la calidad del suelo en estudio fue la SD.
AGRADECIMIENTOS
A la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional del Nordeste y a INTA AUDEAS CONADEV por el financiamiento de la presente publicación.
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