Por: Dr. Alejandro Costantini y Lic. M. Cristina Plencovich
El Dr. Alejandro Costantini es Presidente del comité AACS «Educación sobre el suelo y conciencia pública» y trabaja en el Inst. de Suelos. INTA – Castelar y Cátedra de Edafología. FAUBA. email La Lic. María Cristina Plencovich es. Profesora Titular Área de Educación Agropecuaria. FAUBA. email |
La educación agropecuaria ha asumido diversas formas en el mundo. Como una malla extensa y flexible ha tomado la forma del problema que tenía que resolver. En tal sentido, se manifiesta a través de diversas instituciones o arreglos institucionales, posee diferentes marcos legales, atiende a actores institucionales heterogéneos y adquiere sistematicidad en el sistema educativo o agropecuario. En todos los casos se trata de una forma de educación cuyo contenido se relaciona con la agricultura, en el contexto amplio de las producciones vegetales y animales; con los actores del sistema agropecuario, con los establecimientos que son el eje de esas prácticas y con los servicios y actividades de apoyo que se relacionan con él, y con los territorios que aúnan a las personas, las actividades y los sistemas naturales, culturales y sociales (Plencovich, et al., 2009).
Cuando hablamos de Educación Agropecuaria en el nivel medio, no podemos reducirla al aprendizaje de cómo realizar cultivos o manejar ganado.
Las escuelas agropecuarias argentinas tienen tres misiones; dos generales, educativas, de formar integralmente a sus alumnos y prepararlos para los estudios superiores; otra específica, de capacitarlos para el mundo del trabajo, en este caso para el sistema de base agropecuaria
En la Argentina existen más de 400 servicios educativos en el área agropecuaria. Un panorama completo de la historia y actualidad de estas instituciones puede encontrarse en Plencovich et al. (2009). Ahora bien, ¿qué sucede con la enseñanza de la Ciencia del Suelo en estos establecimientos educativos de nivel medio?
Por empezar, no hay un diseño curricular nacional único agropecuario que permita responder a esta pregunta o conocer para todo el país los contenidos mínimos de los temas agrícolas. Entre ellos los referentes a la Ciencia del Suelo. Es bien sabido que el Estado Nacional a partir de la década de 1990 ha quedado “vacío” de escuelas, al ser transferidas a las jurisdicciones provinciales. Esta transferencia también habilitó a las distintas jurisdicciones a construir diseños curriculares propios. Si bien el Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET) elaboró un documento base sobre los Trayectos Técnicos Profesionales (TTP) en Producción Agropecuaria, este diseño ha sido adaptado por las distintas jurisdicciones. En el ámbito privado, las escuelas agropecuarias, nucleadas en una red, trabajan en formas conjunta algunos temas.
Por esta razón, resulta difícil conocer con precisión que sucede con la enseñanza en suelos en cada provincia en el nivel medio. De todos modos, el extenso documento del INET no prevé en los TTP un módulo para suelos. Es verdad que hay varias menciones hacia aspectos de la fertilidad del suelo, conservación, interpretación de análisis, control de la contaminación, pero no aparece claro cómo se imparten estos contenidos. Este esquema en parte se repite también en los diseños curriculares de las jurisdicciones.
Esta carencia en el estudio de los suelos resulta más preocupante para aquellos alumnos que se desempeñarán como “técnicos agropecuarios” que para aquellos que seguirán carreras universitarias vinculadas con la actividad agropecuaria, los que tendrán la posibilidad de obtener estos conocimientos.
Más allá de estos vacíos curriculares en un aspecto tan fundamental como el suelo en la producción agropecuaria, el esfuerzo de los docentes de las escuelas por introducir problemáticas relativas al suelo es grande y muchas veces los resultados obtenidos son desproporcionadamente mayores que los recursos con los que se cuenta. Prueba de ello es la pobreza bibliográfica de las bibliotecas de estas escuelas y la falta de materiales referidos a la ciencia del suelo. Algunos libros desactualizados, escasos volúmenes y colecciones incompletas de revistas de difusión o boletines técnicos… y no mucho más, ese es el acervo bibliográfico con el que cuentan, en general, estos establecimientos.
En forma orgánica, la AACS puede ayudar a mejorar esta situación, por ejemplo, impartiendo capacitaciones a docentes o alumnos de estas escuelas. También cada uno de los socios puede hacer su aporte, acercándose a la escuela agropecuaria más próxima a su domicilio para donar bibliografía que a veces está duplicada en nuestros lugares de trabajo y es de invalorable interés para la escuela y sus alumnos. Tengan la certeza que serán bien recibidos, como lo hemos sido nosotros, cada vez que visitamos las escuelas agrotécnicas en nuestras investigaciones.
Referencia Bibliográfica:
Plencovich, MC; Costantini, AO, Bocchicchio, AM. 2009. La Educación Agropecuaria en la Argentina: Génesis y Estructura. Editorial Ciccus. En prensa.