«El Suelo, ese divino tesoro» Nota de Clarin Rural

 Por: José Luis Panigatti (AACS)

José Luis es miembro de la comisión directiva de la AACS y un luchador permanente por el respeto del Suelo
José Luis Panigatti

No es novedad que la Argentina sigue batiendo récords de producción de granos y oleaginosas, aproximándose a los 100 millones de toneladas anuales. Esto es por una suma de causas y acciones, entre los que la calidad de nuestros suelos, la diversidad y bonanza de nuestros climas, la tecnología disponible y utilizada, los precios de los productos agrícolas, y la vocación de nuestros productores y profesionales, se potencian.

Sumado a ello, es oportuno recordar que la producción agropecuaria argentina, medida como balance de energía, es de las más, si no la más, eficiente del mundo. Sin embargo, una pregunta importante, aún pendiente es conocer qué pasa con la salud del suelo.
Se conoce que el cambio de uso de cualquier ambiente natural trae aparejado un impacto, que se puede ver en la vegetación, la fauna, el suelo, los cursos de agua, o todo junto.

El gran tema de discusión es definir y aceptar el costo/beneficio que estos cambios producen y cómo se pueden compatibilizar. Por un lado, sabemos que estamos por llegar a los 100 millones de toneladas, pero no tenemos un conocimiento cierto sobre la superficie de suelos erosionados por el agua y el viento en nuestro país. Si bien se realizaron algunas evaluaciones, espaciadas, en diversas escalas, es necesario conocer este fenómeno a corto plazo para saber cómo estamos y cómo evolucionamos.
Hay coincidencias en cuantificar el área erosionada total en el orden de los 60 millones de hectáreas. Datos que, si bien se vienen mostrando desde distintas instituciones, parece que no son noticia, quizás por lo repetitivo durante varias décadas, o bien porque es mejor dar buenas noticias (como los récord de producción), o porque, luego de reconocer esta situación, se debería actuar para frenar estos procesos. Pero eso requiere planificar a largo plazo.

Hablar de 60 millones de hectáreas con erosión puede sonar de diversas maneras, pero es el equivalente a 51 veces la superficie de las Islas Malvinas. Cabe mencionar que muchas hectáreas degradadas siguen en plena producción, dado que la tecnología actual y los precios hacen que logren mantenerse en el sistema productivo y comercial, aunque no sustentable ni sostenible.

Los temas de degradación, y principalmente los de erosión, deben ser considerados muy especialmente, porque algunos son posibles de revertir a muy corto plazo, como la pérdida de nutrientes, por la vía de la fertilización. Revertir la pérdida de materia orgánica, si bien necesita más tiempo, se logra con la siembra directa, rotaciones con importante participación de gramíneas, fertilización y principalmente con pasturas mixtas o consociadas. Contrariamente, las pérdidas por erosión son irreversibles, pero al menos se pueden detener y/o mantener en bajos niveles, para permitir la producción económica.

Algunos datos son muy ilustrativos en este tema. En Entre Ríos, el beneficio económico acumulado (1989/1998) por la aplicación de la Ley 8.318 de «Conservación de suelos», se puede resumir en los siguientes términos: por cada peso ($ 1) desgravado por la Provincia en el lapso de 10 años se logró una recuperación acumulada, distribuida entre los diversos actores del proceso, de $ 49, en concepto de incremento productivo por las prácticas conservacionistas.
En EE.UU., como resultado de aplicar diversos estímulos a la producción con conservación de suelos, se logró disminuir la pérdida de material por erosión hídrica.
En la última década, esta disminución fue del orden de dos toneladas por hectárea y por año, como promedio. Conviene recordar que es «aceptable» una pérdida de material por erosión en el orden de las 12 toneladas/año.
Esto nos demuestra que la tecnología disponible es aplicable para detener los procesos de erosión, lograr producciones económicas y favorecer a los productores y la sociedad con los retornos de las medidas conservacionistas con planificación a mediano y largo plazo.
Los ejemplos de tecnología disponible y probada pueden ser múltiples y en diversas condiciones, en las que se logra eliminar o reducir a un mínimo aceptable la degradación y, simultáneamente, multiplicar por cuatro la producción promedio de carne bovina en los Llanos de La Rioja, multiplicar por tres la producción vacuna con manejos silvopastoriles en diversas zonas del Chaco semiárido, multiplicar la producción y calidad de lana y carne en Patagonia.
No menos importante son los logros de rendimientos máximos de todos los cultivos en la región pampeana, donde se registran importantes aumentos sostenibles por unidad de superficie.
Todos o gran parte de estos temas se presentan y discuten en los congresos de la Asociación Argentina de la Ciencia del Suelo, cuya próxima cita será del 13 al 16 de mayo próximos, en Potrero de los Funes, San Luis (www.fices.unsl.edu.ar/cacs2008). Este congreso es un importante foro para intercambiar ideas, resultados y avances de los conocimientos del suelo y ciencias relacionadas.
Allí se pone al día la información, los nuevos paradigmas, resultados en uso y manejo de suelos y, por sobre todo, intercambios entre colegas locales, de países vecinos e invitados internacionales.

Nota original:
http://www.clarin.com/suplementos/rural/2008/04/19/r-01654155.htm