Cristian Román Cazorla1 *; José Manuel Cisneros2; Inés Selva Moreno2 & Carlos Martín Galarza3
- INTA EEA Marcos Juárez
- Cátedra de uso y manejo de suelos, Universidad Nacional de Río Cuarto
- Área de suelos y producción vegetal, EEA INTA Marcos Juárez *
*Autor de contacto: cazorla.cristian@inta.gob.ar
En el departamento Marcos Juárez (Córdoba) el cultivo de soja ocupa un 68 % de la superficie agrícola y esto puede afectar los contenidos de C orgánico del suelo (COS). Nuestro objetivo fue evaluar la fertilización y los cultivos de cobertura (CC) como estrategias para incrementar el aporte de C en un ensayo iniciado en 1993 en la Estación Experimental Agropecuaria INTA Marcos Juárez con rotación maíz – trigo/soja – soja de primera en siembra directa sobre un suelo Argiudol tipico. Los tratamientos evaluados fueron: sin fertilización (SF), fertilización media (FM), fertilización de reposición de nutrientes (FR) y FM con CC (FM + CC). Además se incluyó una pastura (P) permanente como referencia de mínima alteración. Se estimó aportes de C mediante rendimiento de los cultivos y se determinó C y N orgánico (COS y NOS), C y N de la fracción lábil (COP y NOP 2000 – 212 µm y 212 – 53 µm) y asociado a la fracción mineral (COA y NOA < 53 µm), densidad aparente (Dap) y estabilidad de agregados (EA) en las profundidades 0–5 cm, 5–10 cm y 10–18 cm.
En trigo/soja los tratamientos con fertilización y CC presentaron mayores aportes de C, mientras que en soja fueron con CC. En maíz se observaron los menores aportes de C en el tratamiento sin fertilización. Los contenidos de COS y NOS fueron mayores con fertilización de reposición y con CC solo en la profundidad 0 – 5 cm. En la profundidad 0 – 18 cm el tratamiento con CC presentó los mayores contenidos de COS (37 Mg ha-1). La relación entre aportes medios anuales de C por parte de los residuos y el incremento de COS (Figura 1) fue positiva y para mantener el contenido de COS fueron necesarios 3 Mg ha-1 de C de los residuos.
Los contenidos de COA y NOA fueron mayores en fertilización de reposición y CC para la profundidad 0 – 5 cm, sin diferencias en el resto de las profundidades, mientras que los contenidos de C y N de las fracciones lábiles (COP y NOP 2000- 212 µm y 212 – 53 µm) en general fueron mayores para estos tratamientos en todas las profundidades evaluadas (Figura 2 a, b, c, d, e y f). Los suelos prístinos de la región tienen contenidos de COS de 62 Mg ha-1 y un 50% corresponde a C asociado a la fracción mineral, por lo que presentan 30 Mg ha-1 de COA < 53 µm. Esto quiere decir que esta fracción no presentó cambios por el uso agrícola y que las pérdidas de COS ocurrieron en las fracciones jóvenes. En estas fracciones se observaron contenidos de C entre 4 y 7 Mg ha-1, por lo que estos valores representan una disminución del 80% con respecto a suelos vírgenes.
Los valores de Dap no presentaron diferencias entre tratamientos en ninguna profundidad evaluada. Se observó un incremeto de la Dap con la profundidad con valores de 1,45 Mg m-3, reportados como la máxima Dap que estos suelos pueden alcanzar, sin embargo aún con estos valores los problemas de restricciones para las raíces pueden estar atenuados por efecto de la humedad del suelo. La Dap presentó una relación lineal negativa con los contenidos de COS (Figura 3). La estabilidad de agregados fue mayor en los tratamientos con fertilización y CC solo de manera superficial (0 – 5 cm). La situación P presentó altos valores de EA en condiciones de suelo seco para las profundidades 0 – 5 y 5 – 10 cm y estuvo relacionado a los contenidos de COP observados (4 y 1,5 Mg ha-1, respectivamente).
Se determinó que los contenidos de C asociados a la fracción mineral no fueron modificados por efecto de la agricultura y si hubo una marcada disminución del C de la fracción lábil del COS. Los contenidos de C de las fracciones jóvenes observados en la pastura son una referencia a lograr, ya que la mejora en las propiedades físicas evaluadas fue muy marcada. Para mantener los niveles de COS fueron necesarios aportes de C de 3 Mg ha-1, por lo tanto la fertilización de reposición y la utilización de CC son estrategias válidas ya que superaron ese nivel y presentaron los mayores contenidos de COS.
Figura 1: Relación entre aporte medio anual de Carbono (C) de residuos e incremento medio anual de carbono orgánico del suelo (COS) para la profundidad 0 – 18 cm.
Figura 2: Contenidos de Carbono orgánico de diferentes fracciones (COP 2000 – 212 µm, COP 212 – 53 µm y COA < 53 µm en las profundidades 0 – 5 (a), 5 – 10 (c) y 10 – 18 cm (e) y contenidos de Nitrógeno orgánico de diferentes fracciones (NOP 2000 – 212 µm, NOP 212 – 53 µm, NOA< 53 µm en las profundidades 0 – 5 (b), 5 – 10 (d) y 10 – 18 cm (f).
Letras distintas indican diferencias significativas entre tratamientos (p< 0,05) por profundidad en cada fracción analizada.
SF: sin fertilizar, FM: fertilización media, FR: fertilización de reposición de nutrientes y FM+ CC: FM con cultivos de cobertura. COP: carbono orgánico particulado, COA: Carbono asociado a la fracción mineral, NOP: nitrógeno orgánico particulado y NOA: nitrógeno asociado a la fracción mineral
La situación P (pastura) no forma parte del diseño experimental.
Figura 3: Relación entre densidad aparente (Dap) y Carbono orgánico del suelo (COS).
Trabajo original:
Cazorla, CR; JM Cisneros; IS Moreno & CM Galarza 2017. Mejora en el carbono del suelo y estabilidad de agregados por fertilización y cultivos de cobertura. Cienc. del suelo 35(2): 301-314.